¿Cuántas calorías tiene un vino?

Es viernes por la noche, ha sido una semana dura y quieres premiarte abriendo esa botella que le compraste a tu bodeguero de confianza. Afrontas una comida de trabajo; es más que probable que pidas al sumiller que os abra una botella especial. Llevas toda la semana pensando en esa quedada para el aperitivo y los vinos con los que vais a celebrar el encuentro. Tienes por delante cualquiera de estas situaciones… y aún una más: el buen tiempo está a la vuelta de la esquina, y como quieres cuidar tu peso, no solo te fijas más en lo que comes sino en lo que bebes. Entonces surge la pregunta: ¿engordaré si me tomo esos ese vinos? Déjanos informarte sobre el tema; es nuestra responsabilidad.

Cuando bebes vino —tinto, blanco o rosado— estás aportando a tu cuerpo el resultado de la fermentación alcohólica del mosto que, tras el proceso químico al que le sometemos mediante las levaduras, transforma los azúcares en alcohol y anhídrido carbónico. Eso se traduce en una media de 78 calorías por cada 100 ml (considera que en una copa caben unos 150 ml). A muchos sorprenderá saber qué es más del doble que la misma cantidad de cerveza, si bien debemos recordar que esta tiende a beberse más rápido y en mayor cantidad que el vino.

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Cada vino tiene sus calorías…

La clave está en el alcohol, y en como este varía de unos vinos a otros, pues no todos tienen las mismas calorías. No tiene el mismo aporte una copa de vino tinto (120 a 180 calorías) que un vino blanco o rosado (entre 110 y 170), y no hablemos los vinos dulces habituales en los postres, que contienen mayor cantidad de azúcar (y llegan a aportar entre 190 y 290). Esto vale para los cócteles, en los que la fruta —rica en azúcar— suele estar presente. Los cada vez más populares espumosos —los cavas, por ejemplo— están entre 120 y 160.

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…¿sabes cómo calcularlas?

Para hacer nuestro cálculo podemos multiplicar la graduación alcohólica de nuestro vino por la cantidad de bebida a consumir en ml; el resultado hay que multiplicarlo por 0.8 (porcentaje correspondiente a la densidad del alcohol) y dividirlo todo por 100. O si se prefiere, nos sirve la regla básica de las siete kilocalorías/gramo. La nueva normativa sobre información nutricional del vino —que entrará en vigor el 8 de diciembre de 2023— lo pone aún fácil: simplemente mira en la etiqueta de la botella. El Pradorey Rosado 2022, por ejemplo, aporta 85 calorías por 100 ml.

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Entonces, ¿el vino engorda?

No necesariamente. Pero ¿no es calórico el vino? Lo es. ¿Entonces? Muy sencillo: como sucede con todos los alimentos —y el vino lo es— depende si inmediatamente después de su ingestión realizamos algún tipo de actividad; eso determinará su transformación en energía —que no engorda— o grasa corporal (obviamente sí).

Añadamos que hay otros factores, como el momento del día —absorbemos más calorías de noche que de día— y si bebemos en ayunas (más calorías) o durante la comida (menos). Como es lógico, la suma final estará determinada también por los alimentos con que acompañemos el vino.

De modo que no será tanto una cuestión de cuánto vino tomamos —que obviamente es un factor— como qué hacemos a continuación, y si también comemos algo. Podría darse el caso de que esa copa del viernes por la noche, de la comida de trabajo o de aperitivo con amigos, tomada como es debido —con moderación y la alimentación adecuada— ayude a adelgazar, dado que modera la secreción de insulina e incrementa el gasto energético si se acompaña de un simple paseo. Como suele suceder, el mejor consejo es la moderación.

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