Si te gusta el vino, más pronto que tarde entras en la cultura del vino. Y si entras en su cultura, necesitas los accesorios adecuados para su máximo disfrute. Si eres nuevo o nueva, te damos la bienvenida al mundo winelover a través de sus diez utensilios más recurrentes. En realidad va alguno más de diez. ¿Cuántos de estos tienes
Llevan con nosotros desde el siglo XVII. Puede ser de metal, plástico o madera, plegable o de alas, de dos tiempos —el mejor amigo de los sumilleres— o eléctrico, de rosca o de lámina, de aire comprimido o con forma de T. Una cosa está clara: sin sacacorchos no hay vino en la copa. Si solo vas a tener un accesorio, que sea este.
Herramienta de gran utilidad en hostelería, se utiliza, como indica su nombre, para deshacernos de la cápsula de plástico o estaño que suele recubrir el cuello de la botella. ¿Cómo funciona? Fácil: se ajusta a la boca de la botella y, con las cuchillas que aloja en su perímetro, corta la cápsula con elegancia. Es un sustituto práctico y seguro de la tradicional navaja.
Coge una. Enróllala haciendo un cilindro e introdúcela en el cuello de la botella. Sirve el vino sin que caiga ni una gota. Ah, cuando acabes puedes lavar la lámina y reutilizarla. Creadas por el danés Brian Vang Jensen, las láminas antigoteo previenen de salpicaduras y añaden elegancia a la botella.
Tan parecidas, tan distintas: burdeos, borgoña, pinot noir, cabernet sauvignon (ideales para tinto); tulipán, chardonnay (para blanco); pompadour, vintage, (para espumosos)… Elígelas finas, de cristal liso, transparente e incoloro; mejor sin labrados. Tal es la importancia de la copa que puede llegar a variar completamente el aroma del vino. Partes: cáliz, tallo y pie (o base).
La primera, ya sea individual o para varias botellas, en plástico, acero inoxidable o metacrilato, es indispensable para mantener tus botellas frías en la mesa. La segunda, un accesorio igualmente importante para mantener tus vinos favoritos a la temperatura indicada antes y después del descorche, ocupa menos y se transporta mejor. No desestimes la utilidad de las bolas o cubos enfriadores.
Te hará falta para conocer la temperatura idónea del vino y no tienes una nevera de vinos o winecooler (otro accesorio a tener en cuenta, por cierto). Superados los termómetros de mercurio —mineral poco recomendable en temas relacionados con la bebida o la comida—, el mercado cuenta con múltiples termómetros de última generación. Muchos de ellos tienen forma de reloj de pulsera o de abrazadera: se ponen alrededor de la botella y en pocos segundos muestran la temperatura del vino en una pantalla LDC.
¿Temperaturas ideales? Ahí van algunas. Tinto joven: 9º C. Tinto crianza: 15º C. Tinto reserva y gran reserva: 17º C. Blanco joven seco: 10º C. Rosado: 10º C. Importante: jamás muy frío (de 2º a 4º C), pues te perderás el aroma y se acentuarán los sabores ácidos; nunca caliente (por encima de 20º C), pues los alcoholes cobrarán un protagonismo indeseado.
Inventado por Greg Lambrecht, cirujano y winelover, es un sistema creado para servir el vino sin quitar el corcho, lo que alarga la vida de tus vinos durante semanas, meses y hasta años. Alinea las abrazaderas sobre el cuello de la botella, presiona firmemente el mango hacia abajo con un movimiento fluido, inclina y sirve. Miles de profesionales del vino de todo el mundo avalan este sistema de preservación único.
El aireado del vino, preceptivo cuando queremos disfrutar de todo el bouquet del vino o acelerar su oxigenación, hace necesario este elemento. Los hay de distinto volumen, forma y diseño, pero normalmente siempre es una vasija de cristal con la base más ancha que la boca. Más sofisticado es el aireador, accesorio que sirve para inyectar aire en el vino y mejorar su degustación. Siempre conviene decantar los vinos de escasa clarificación y filtración —por desarrollar sedimentos—, los tintos muy concentrados con aromas poco definidos o con aroma de reducción, los de gran antigüedad o de larga crianza en botella y los jóvenes muy astringentes, por poner algunos ejemplos.
Ideales para fiestas o reuniones, cumplen la función de ayudarte a reconocer tu copa o vaso. Normalmente son de distintos colores y se adhieren a cualquier superficie lisa. En la época del Covid-19, en que la máxima profilaxis era importante, han jugado su papel al evitar coger la copa de otra persona.
Es la copa utilizada para —como su nombre indica— degustar un vino apreciando al máximo sus matices aromáticos. No es lo mismo que un tastevin, tâte-vin o collar sumiller, utensilio normalmente de plata o metal que suelen llevar colgado al cuello los sumilleres y que utilizan para analizar o evaluar un vino.
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