Si preguntásemos a nuestros amigos y allegados por los diferentes tipos de vinos existentes, la inmensa mayoría se ceñiría a clasificarlos entre tintos, blancos y rosados. A lo sumo, alguno añadiría los espumosos. Y es que a menudo tendemos a pensar que es la uva la que determina el color vino, creyendo que el tinto viene de uva tinta, el blanco de uva blanca e incluso que el rosado es una mezcla de ambas.
Sin embargo, no todo es tan simple. Porque, curiosamente, existen los vinos blancos elaborados con uvas negras, ¿Paradójico? En absoluto. En este artículo te desvelamos este misterio.
¿Blanc de Noirs?
Si traducimos literalmente del francés, estamos hablando de un “blanco de negras”. O lo que es lo mismo, un vino blanco elaborado a partir de uvas negras o tintas.
Y ahora dirás, pero ¿Cómo es eso posible? Todo tiene su explicación, así que pasamos a exponerla brevemente.
Lo cierto es que el vino blanco es precisamente el único que puede ser elaborado a partir de cualquier tipo de uva. Por eso podemos encontrar un blanc de blancs y un blanc de noirs.
Ello es así porque todas las uvas, salvo raras excepciones (como la garnacha tintorera), tienen la pulpa blanca. Es fácil hacer la prueba: si exprimimos una uva negra y separamos los hollejos del mosto, este mosto resulta ser incoloro, sirviendo, por lo tanto, para obtener un vino blanco.
Porque, en realidad, el color del vino no viene dado por el de la uva que constituye su materia prima, sino por los pigmentos que aportan los taninos y polifenoles de las pieles, dependiendo también del tiempo que estas estén en contacto con el mosto.
Como veremos más adelante, la diferencia entre el proceso vinificador de los blancos y de los tintos radica, entre otras cosas y sobre todo, en la presencia o no de hollejos durante la fermentación y maceración.
¿Cuál es su origen?
La denominación con la que se conoce al blanc de noirs nos da ya la pista. Su origen hay que buscarlo en Francia, concretamente en la región de Champaña-Ardenas, al nordeste del país galo.
Y todo comenzó por aquello de hacer de la necesidad virtud, dado que, ante la escasez de uvas blancas de las empleadas para elaborar el champagne, hubo que recurrir a la variedad tinta, la más abundante en aquellos lares, especialmente en sus versiones pinot noir y pinot meunier. El resultado fue todo un descubrimiento, por el extraordinario sabor que estas uvas aportaban al vino.
Por tanto, en su origen, hace referencia a la elaboración de vinos espumosos, concretamente el champagne, primero en Francia, pero también en otras partes del mundo, como es el caso de los cavas españoles. Sin embargo, esta elaboración también aplica a vinos carentes de burbujas, los llamados vinos tranquilos, como el que tratamos en este artículo.
¿Cómo se elabora?
Algo te habíamos adelantado ya. Vamos ahora a explicarlo de forma sencilla.
El secreto de la elaboración de este vino tan especial se encierra en el hollejo de la uva. Como decíamos, la coloración de la uva se concentra en la piel. Con lo cual, si lo que deseamos conseguir es un vino tinto, la cuestión es simple, basta con utilizar uvas negras sin más, macerando el tiempo adecuado en función del tipo de vino que queramos elaborar. No es lo mismo, por ejemplo, elaborar un vino joven que un reserva o gran reserva.
Ahora bien, si pretendemos elaborar un vino blanco a partir de uvas tintas, hemos de impedir a toda costa que el hollejo permanezca en contacto con el mosto, para evitar que este quede impregnado de los pigmentos de aquel.
De lo hasta aquí expuesto se deduce una clara consecuencia: quien desee elaborar vino blanco dispone de dos alternativas: simple una, más compleja la otra.
La primera es utilizar uvas blancas y llevar a cabo una elaboración tradicional. A veces también se macera el mosto de estas uvas blancas con sus hollejos, pero en este caso la finalidad es dotar de mayor potencial aromático al vino.
Y la segunda opción consiste en hacer uso de uvas negras o tintas evitando el contacto del mosto con la piel de éstas. En ambos casos conseguiremos un vino blanco, pero ojo, las propiedades organolépticas de uno y de otro serán radicalmente diferentes. ¿No es maravilloso?
¿Por qué es tan apreciado este vino?
La respuesta es fácil de adivinar una vez expuesto el proceso de elaboración. Son vinos cuya elaboración es compleja y que habitualmente se hacen con las mejores uvas del viñedo, ya que suelen ser caldos que suelen necesitar de crianza en barricas. El resultado suele ser un vino extraordinario, lleno de matices absolutamente diferentes a los que estamos habituados a encontrar en los vinos elaborados de forma tradicional.
La uva tinta suele ser mucho menos ácida que la uva blanca, por lo que lo primero que sorprende es que tiene una menor frescura que los blancos tradicionales, pero a cambio su potencia, intensidad y volumen, así como su originalidad aromática, te abren a un amplio abanico de sensaciones que no te dejarán indiferente.
Su sabor, además, marida muy bien con gran variedad de platos, desde entrantes, hasta arroces o mariscos, pasando por pescados e, incluso, carnes blancas o asados de carne. ¿Sabías también que acompaña muy bien a ese melón fresquito que tomamos de postre en las comidas veraniegas? Así que no hay excusa para no probar una de estas joyas durante tus próximas vacaciones bien acompañado de la gente a la que quieres.
¿Cuáles son sus principales características?
Como su propio nombre indica, se trata de un vino blanco, pero sus tonos son más transparentes, menos pajizos que en otros caldos elaborados con, por ejemplo, verdejo, chardonnay o Sauvignon blanc. A veces, incluso, aparecen tonos rojizos que se aprecian a contraluz.
Las variedades más utilizadas suelen ser, por lo general, las de menor color, como el Pinot Noir o el Pinot Meunier, pero ¿sabías que hay bodegas que también se atreven con otras variedades como el Tempranillo o Tinta Fina?
En cuanto a su sabor, suelen ser vinos afrutados, con matices de frutas rojas, blancas o de hueso y fondo aromático, en ocasiones amaderado.
Hemos hecho una descripción general, aunque en este como en otros tipos de vinos el abanico de opciones se va ampliando y cada vez los Blancs de Noirs van siendo más conocidos.
Esperamos que, si aún no lo has hecho, te animes a probarlo. Como te decíamos, en España aún son pocas las bodegas que se han atrevido con este método, pero puedes empezar, si lo deseas, por el primero que se ha elaborado en la Ribera del Duero, el Blanc de Noirs de Pradorey, a partir de uva tinta tempranillo. Original como su nombre, El Cuentista, tiene personalidad propia que lo hace sorprendente, pero sobre todo, un ejemplo de artesanía y buen hacer, procedente de una de las mejores parcelas del vieñdo.
¡Salud!