Nos gusta decir que lo más bonito del mundo del vino es que, en cada añada, sólo puedes aspirar a sacar lo mejor que la naturaleza te brinda al final de cada ciclo. Si contábamos hace un año, más o menos por estas fechas, que la 2022 había sido una cosecha muy complicada, ¡qué decir de la 2023! Arrancamos con dos heladas en abril y en mayo, las cuáles nos hicieron perder el 50% de la producción. Siguieron unas lluvias a finales de mayo, primeros de junio, que en algunos casos fueron extremas y difíciles de gestionar. Y por si le faltaba algo para ponerle picante a esta vendimia, las famosas DANAS terminaron de complicar las cosas.
En total se han recogido poco más de 1.200.000Kg del total de las 158 parcelas que componen nuestro viñedo, lo que suponen un rendimiento medio por hectárea de 2.500Kg aproximadamente.
Se le atribuye a Virgilio, el famoso proverbio latino de que “la suerte sonríe a los valientes”, y tal vez por ello arrancamos muy pronto la vendimia, conscientes de que en las cosechas desafiantes no se pueden coger atajos y es esencial tomar decisiones audaces.
Se suele decir también que a las buenas tripulaciones se las conoce verdaderamente en las tempestades. Ante las adversidades, el equipo de Pradorey ha sido capaz de mostrar una valentía, una intuición y un afán por sacar adelante la cosecha digna de elogio. Tal vez por ello fuimos capaces de coger la uva en un estado ideal para nuestros blancos, rosados y nuestro tinto más madrugador – Sr. Niño. Aunque pueda sonar paradójico, dice nuestro enólogo, que tal vez estemos ante las mejores cosechas hasta la fecha de estos vinos.
La gama más alta, aquella que empieza por las fincas – Valdelayegua, La Mina y Real Sitio, continúa con Adaro y Salgüero Tinto, así como con El Buen Alfarero, va a mostrar un perfil algo diferente al de estos años. Sin perder ni un ápice de protagonismo el terruño, esta cosecha nos muestra su cara más fresca, con una menor graduación alcohólica, más amable incluso. De trago largo, como se suele decir, y manteniendo la elegancia que acostumbran.
Por último, el reconocido veranillo de San Miguel ha desempeñado un papel crucial en el pleno desarrollo de las uvas destinadas a nuestro exquisito Pradorey Élite y al sofisticado El Retablo. Estas uvas han alcanzado su madurez completa, presentando un estado perfecto que se distingue por su menor contenido alcohólico en comparación con años anteriores, pero sin perder el carácter distintivo que los define.
Terminamos una cosecha de enormes cambios en el viñedo de Pradorey, culturales y estructurales que ya se han notado este año, pero que serán aún más notorios en las vendimias venideras. Os animamos a venir conocerlo en primera persona.
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