SALGÜERO

Salgüero significa sauce y da nombre a uno de nuestros pagos. Pero la decisión de poner a esta gama Salgüero vino mucho después. Podemos decir que el proyecto arrancó en 2016, aunque nosotros todavía no lo sabíamos. Ese año comenzamos un camino de aprendizaje de elaboraciones tradicionales. Empezamos a vinificar en tinajas de barro, como se hacía antes, pisando la uva, utilizando medios manuales para echarlas a las tinas, bazuqueadores para mover las pastas, sin control de temperatura y con mucha ilusión y ganas. Y nos gustó tanto lo que aportaba el barro que lanzamos al mercado uno de los vinos más icónicos de la bodega: El Buen Alfarero, germen de lo que representan hoy nuestros vinos y un sello único de identidad de la bodega.

A partir de ahí y con las tinajas como base comenzamos a trabajar con crianzas muy largas tanto en el barro como en la barrica, buscando llevar nuestro terroir, varietales y elaboraciones al límite, consiguiendo complejidad y autenticidad en cada uno de los proyectos. ¿Por qué centrarnos en los vinos tintos si teníamos una base espectacular de rosado para “jugar”? ¿Por qué no atrevernos con un Orange Wine en la Ribera del Duero? ¿Por qué no madurar en tinajas y barricas?

¿Teníamos prisa? No. Solo teníamos que cultivar la paciencia, esa que tiende a escasear en un tiempo en el que la cultura de la inmediatez manda.